domingo, 24 de noviembre de 2013

Las pinturas del Retablo Mayor de la iglesia de Santiago en Ávila (2)

   En las calles laterales del segundo cuerpo, flanqueando el altorrelieve de Santiago a caballo, se encuentran dos óleos sobre tabla atribuidas a Francisco Martín que representan el bautismo de la reina Lupa y el martirio del apóstol Santiago.


     Bautismo de la reina Lupa por el apóstol Santiago.
     Óleo sobre tabla, atribuido a Francisco Martín.

     Según las fuentes, la reina Lupa, arrepentida de sus actos, se convirtió al cristianismo, permitió a los discípulos enterrar el cuerpo del apóstol Santiago en sus dominios y les regaló un palacio para que hicieran en él una iglesia.
     En la pintura abulense, en el eje de la composición, se identifica la reina Lupa arrodillada ante el apóstol Santiago. A la derecha, la figura del apóstol en postura tres cuartos, viste túnica y amplio manto. Con la mano izquierda sujeta el bastón de peregrino y un libro cerrado; con la derecha vierte el agua de una concha sobre la cabeza de Lupa. Detrás de ella, dos sirvientes sostienen una bandeja. con una jarra de agua; con ella ha llenado Santiago la concha para derramarla sobre la cabeza de la reina. Por detrás de Santiago se vislumbra la cabeza de un hombre con barba blanca que asiste al bautismo. El fondo de este lado de la habitación se decora con cortinajes rojos. En el mismo fondo del otro lado, a través de un gran vano, se aprecia un bello paisaje con una ciudad amurallada y montañas en el horizonte.
     Se trata de un episodio simbólico del bautismo de la reina Lupa, que tuvo aceptación en algunos lugares del Camino de Santiago, como lo demuestra esta pintura abulense. 
     Su difusión debió comenzar en la zona de Padrón (A Coruña) pues en esta villa se conservan tres imágenes del bautismo muy similares. Las de la fuente del Carmen, situada al final del puente de Santiago sobre el río Ulla, junto al convento del mismo nombre, y la de la fachada de la ermita de Santiaguiño del Monte, ofrecen una iconografía muy similar a la de la pintura abulense. Así, la organización de las dos únicas figuras, en bulto redondo: la reina arrodillada a la izquierda y Santiago de pie, a la derecha, con los mismos atributos y parecidas indumentarias, lo cual sugiere que procedan de un mismo modelo iconográfico. Una tabla relieve de madera procedente del retablo de la ermita de Santiaguiño do Monte, de cronología anterior, pero en un arte más popular, representa la misma escena, pero la composición es algo diferente a la abulense y a las de la fachada de la ermita y fuente del Carmen: Santiago se sitúa en el lado izquierdo y la reina en el derecho.
     Ramón Yzquierdo Perrín, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Santiago, en el artículo "Obras iconográficas del apóstol Santiago" publicado en la revista "Ruta Cicloturística del Románico Internacional", editada por la Fundación Cultural Rutas del Románico, afirma que esa iconografía de Santiago Bautista sólo se encuentra en Padrón, donde, conforme a la tradición, predicó en primer lugar.
     Ávila Jacobea lamenta que cuando el profesor Yzquierdo Perrín visitó la ciudad de Ávila para participar en uno de los cursos "Medievalismo y Neomendievalismo en la Arquitectura Española", organizados por la Institución Gran Duque de Alba,no visitara la iglesia de Santiago. Posiblemente se hubiera llevado una gran sorpresa al ver que en esta ciudad en el siglo XVII se conocía esta imagen del apóstol Santiago bautizando a la reina Lupa.
      Está claro que allá por los años ochenta y noventa el tema jacobeo en Ávila dormía el sueño de los justos.
     Mea culpa




     Martirio del apóstol Santiago
     Óleo sobre tabla atribuido a Francisco Martín

   Cuando Santiago predicaba en Jerusalén fue apresado por Abiatar, pontífice de los judíos, y conducido ante Herodes Agripa, quien le condenó a muerte y mandó decapitar.
     El martirio de Santiago ocurrió el 25 de marzo del año 44, día de la Anunciación y Encarnación del Señor.
      En primer plano de la pintura a la derecha, el verdugo con turbante en la cabeza, se muestra de espaldas al espectador y alza la espada con la mano derecha para descargarla sobre la cabeza de Santiago al tiempo que apoya la siniestra sobre ella para asegurar el golpe. Santiago está arrodillado con las manos juntas en actitud de oración y con los ojos cerrados, preparado para la ejecución.
     En segundo plano, a la izquierda se halla un grupo de personajes: soldados a caballo, sacerdotes, quizás uno de ellos sea Herodes, y seguidores del apóstol. A la derecha, un bello paisaje con frondosos árboles y montañas y la ciudad de Jerusalén al fondo. Entre un resplandor de nubes y rayos surge la figura de un ángel en actitud de vuelo, que dirige su mirada hacia el apóstol Santiago.
     A la derecha, en primer plano, destaca un caballero, con un canon de mayor tamaño que el de los demás personajes; viste armadura y porta un gran escudo ovalado de la época del retablo. Seguramente se trata del retrato de un posible mecenas de la obra o patrono de la iglesia de Santiago y lo más probable es que perteneciese a la Orden de Santiago.
     El martirio de Santiago en la ciudad de Jerusalén se narra en los Hechos de los Apóstoles:  «Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan» (Hch. 12, 1-2).
     De este suceso se hicieron eco otras fuentes, como la Leyenda Dorada y el Códice Calixtino. El momento elegido es similar al de otras representaciones. 
   En muchas escenas medievales y renacentistas se registra el momento más cruento de la decapitación: cuando el cuerpo cae al suelo y su cabeza se recoge en una bandeja, inspirado en la escena de la decapitación de san Juan Bautista y el ofrecimiento de su cabeza a Salomé.


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